El más alto... EL TEIDE - 3.718 m.
El 29 de Mayo comencé una nueva aventura. Un nuevo pico muy visitado, tanto que tienen que restringir el paso hasta su cima. EL TEIDE. Aquí en España, ya no se puede subir más alto. Esta vez junto a una Princesa que me he encontrado por el camino de la vida, Marta. Un buen comienzo para ella.
El Teide fue una excusa para bajar a pasar unos días de vacaciones a Tenerife. La verdad que una isla preciosa con muchas cosas que ver y muchos paseos para dar.
Salimos algo temerosos por como íbamos a responder por el esfuerzo debido al fuerte desnivel acumulado sobre todo el primer día. Pero aunque la pendiente es pronunciada, el camino se hace llevadero y mucho antes de lo que pensábamos ya estábamos en el refugio en el que íbamos a dormir, Altavista, o por lo menos intentarlo.
El paisaje os podréis figurar... muy diferente a todo lo vivido hasta ahora. Seco y sin vegetación. Amenizado por las lenguas de lava y los famosos "huevos del Teide", unas bolas de lava que al parecer es extraño que se encuentren fuera de las lenguas. Cosas de la naturaleza.
Por la noche, cenita, cigarrito y a dormir...
Amanecemos a las 5h30. Debemos estar en la cima a las 7 de la mañana si queremos ver amanecer. De noche comenzamos a caminar y enseguida nos dan en la espalda los primeros haces de claridad. Los comienzos son un poco duros, ya que es una fuerte pendiente y no hay nada para calentar músculos. Pasamos la zona donde para el teleférico y continuamos hacia la cima, que alcanzamos minutos antes de que salga esa pelota naranja que nos da la vida. Precioso!!!
Fotos y videos y sonrisas. Imágen preciosa también la de la sombra del Teide que proyecta el sol al despertar.
Hace frío y tras el momento inolvidable nos ponemos en marcha. La primera opción era bajar en el teleférico, pero hay que esperar más de hora y medía y la verdad que hace un fresquito... Así que decidimos hacer la vuelta también andando como dos campeones que somos. Y la verdad que los dos pensábamos que el coche no llegaba nunca...
Después, una vez puestos un poco más cómodos, visitamos la piedra que salía en los billetes de mil pesetas y un zapato de una reina caído por allí. Unas fotos también con el Tajinaste, una planta con flores rojas que abunda en el parque.